Hoy cierra el Convento de la Madre de Dios de Huéscar. Mi pueblo. Un convento de clausura femenina que acoge su última misa después de 443 años de oración contemplativa según el carisma femenino de la Orden de Predicadores.
Desde la terraza de mi casa me crié viendo dos cosas: el icónico mosaico de azulejos del Nitrato de Chile y el convento de la monjas dominicas. A ellas, a las monjas, viéndolas poco, como exige la clausura. Detrás de la reja y en contadas ocasiones haciendo ejercicio en la cubierta del monasterio. De vez en cuando en el mercado de los jueves. Y nada más. Sigue leyendo Mi escuela dominica